Algunas palabras son, simplemente, inolvidables.
Adiós a esperar a que te decidas,
a imaginar que estás cada noche a mi lado,
a que llegas por la mañana.
Adiós a querer verte siempre,
a aguantar por tus besos,
por tus brazos.
Adiós a escribirte cosas que nunca lees,
a imaginar cómo te verías junto a mí,
a mantener esto encendido.
Adiós a desear que seas tú cuando suena el teléfono,
a tenerte siempre en el pensamiento,
adiós a quererte así.
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